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domingo, 18 de marzo de 2012

Edward Bach: 1º parte



  Edward Bach 
1ª parte





Edward Bach nació el 24 de septiembre de 1886, en Moseley, una pequeña villa en las afueras de Birmingham, Inglaterra. 

Fue un hombre que cabalgo entre dos mundos en el siglo XIX y el siglo XX de descendencia galesa  celta druídico todo esto repercute en su visión de la naturaleza le influye muchísimo, en su infancia Bach iba mucho al campo era un muchacho intuitivo y le encantaba pasear entre los pájaros los árboles y las flores, era la época
de la revolución industrial.

Tras acabar su formación escolar empezó a  trabajar en la fundición de metal de su padre, sin embargo no lograba adaptarse, a pesar de todo en aquel contexto industrial, encontró una inspiración muy diferente, Edward Bach era un perspicaz observador de las emociones y vio como afectaban las enfermedades a los trabajadores, los niños trabajando, el miedo a la enfermedad era tan importante como la propia enfermedad pues un hombre enfermo no podía trabajar y tampoco pagar facturas medicas de importes desorbitados, además los remedios administrados no hacían más que ocultar los síntomas; finalmente explico a su padre que quería estudiar medicina. 

En 1906, con 20 años empezó sus estudios de Medicina en la Universidad de Birmingham 

Luego se trasladó a Londres, y completó sus estudios médicos en el Hospital del Colegio Universitario (University College Hospital)   obtuvo varios títulos académicos, dos licenciaturas y luego agrega otro título académico: Diplomado en Salud Pública extendido por la Universidad de Cambridge en 1914.

También ejercía como Cirujano Residente para Accidentes en otra institución sanitaria

Para 1915 comenzó a trabajar nuevamente en el Hospital del Colegio Universitario como Bacteriólogo Asistente, desarrolla una larga investigación en la terapéutica con vacunas útiles para el tratamiento de enfermedades crónicas.

También daba clases de Bacteriología; y en 1916 fue nombrado Director del Departamento de Bacteriología.

En julio de 1917 tuvo que ser operado con urgencia, que hizo temer por su vida.
E. Bach estuvo inconsciente durante varios días y según citan textualmente sus biógrafos le diagnosticaron una grave enfermedad de difícil definición que se «removía» dentro de él. (Cáncer de páncreas)
Sufrió indecibles dolores en una agonía que duró varios meses; pensando siempre que necesitaba más tiempo para vivir y ayudar a los que sufrían.

Apenas pudo acudir al laboratorio del hospital; siguió investigando, pues sus colegas le anunciaron que sólo le restaban tres meses de vida.
Decidió avanzar sus trabajos, ya que su tiempo parecía ser breve, pero la determinación, la entrega a los otros, la voluntad de seguir en la misión que era el propósito de su vida obraron el milagro de la recuperación. E. Bach estaba convencido de que no hay obstáculos cuando una persona manifiesta amor, interés y un propósito definitivo en la vida.
En 1918, durante una epidemia de «influenza», inyectó a los soldados del ejército de Gran Bretaña una vacuna que él había inventado, salvando miles de vidas a estos soldados y a otros extranjeros.
Pero este método de las vacunas inyectables le parecía muy agresivo y pasó a usar sus vacunas por vía oral.

Entre 1919 y 1922 prosigue sus estudios basándose en el tratado de homeopatía de Hahnemann, analizando las coincidencias entre este método y sus ideas de tratar al paciente y no a la enfermedad, viendo que son los síntomas mentales lo importante.

Su celebridad como médico y su fama de calidad humana iban en aumento.

Observaba a las personas que le rodeaban en comidas a las que era invitado, estableciendo tipos o familias por comportamientos exteriores, tales como la manera de hablar o moverse, pensando que entre ellos formaban grupos o categorías que responderían de igual forma ante los tratamientos para diversas enfermedades.
  
En la foto se puede observar el centro de Edward Bach en Mount Vernon, Inglaterra donde  vivió.

Había tomado la decisión de dejar Londres, abandonar la logia masónica a la que pertenecía y adentrarse en los bosques que siempre había añorado.

En septiembre de 1928 viajo finalmente al país de Gales, de donde provenía su familia de tradición celta, buscando en la naturaleza que tanto amaba los remedios procedentes de los árboles y las plantas, pues intuía que encontraría similares condiciones de vibración que lo encontrado en sus vacunas.

A los 43 años siguió por fin los dictados de su sabiduría interior y partió rejuvenecido y lleno de alegría, olvidando la maleta en la que llevaba sus útiles de laboratorio y cargando sólo con la ropa y zapatos que serían en realidad sus instrumentos para la tarea de investigación.

Así fue encontrando, según sus estados anímicos, las flores que curaban la desconfianza, el exceso de preocupación, el pánico, la duda, los celos, la inseguridad...

Se dice de él que su sensibilidad enorme le permitía sentir las propiedades de los remedios al acercárselos a los labios; Bach consideraba la curación como un don divino y se entregó por entero, ayudado por contribuciones y regalos de amigos.

Siempre encontraba lo suficiente y así descubrió los treinta y ocho remedios que obedecían a las pautas deseadas:
*) no serían agresivos;
*) el efecto sería amable y seguro;
*) producirían la curación del cuerpo y de la mente;
*) no causarían dolor.

Con estas mismas connotaciones se seguiría también el proceso de elaboración.

Con su mentalidad y formación científica estudió las especies vegetales del entorno, viendo su momento de floración, número de pétalos, terreno en el que crecían, colores, semillas, raíces, si crecían junto a las montañas, a los ríos. ..

Bach gustaba de leer las signaturas que Paracelso había desarrollado en el siglo XVI, elaborando así la ley de similitudes que vendría a acercar el plano de la forma a los planos del pensamiento, reunificando personalidad y alma.

Las signaturas son los indicios puestos por la mente creadora en las formas de los vegetales, cuyos paralelismos han llevado a la aplicación terapéutica; de este modo la impatiens, cuyas semillas saltan al menor toque, curarían la prisa, la impaciencia.

Bach comprobó que las flores eran las partes de la planta con mayor energía vibracional, allí en la corola estarían contenidos los principios de mayor potencial curativo.

El SOL actuaba como revitalizador y fuente de energía, así, paso a paso, llegó a completar el método de recolección del rocío sobre los pétalos de las flores, viendo la diferencia entre las que estaban al sol y las que crecían en la sombra.

Bach llegó al proceso de elaboración que se mantiene hasta nuestros días. Este método consistía en el almacenamiento de la energía de las corolas sobre un recipiente con agua cristalina, exponiéndolo al sol durante unas horas y conservando luego en pequeñas botellas esta agua con brandy biológico.

El motivo para utilizar el brandy era, en primer lugar, para preservar la pureza del preparado, habiendo elegido Bach este producto por ser la vid uno de los treinta y ocho remedios, manifestando así una afinidad vibracional con el conjunto.


La enfermedad según Edward Bach:
"La enfermedad es un conflicto entre el ego y la conciencia que produce desórdenes de los sistemas y tejidos orgánicos.
Ese conflicto surge porque al dejar de interrelacionarse con uno mismo y con aquello que nos rodea y perdiendo el norte y por lo tanto perdiendo la conciencia. "

La Curación: Bach, al igual que Paracelso o Hahnemann, afirmó que si los aspectos mental y espiritual se encuentran en armonía, la enfermedad no puede existir y que se puede juzgar la salud a partir de la felicidad.

El Dr. Bach defendió que la enfermedad no se genera en un plano físico, sino que viene de más arriba y que surge si existe conflicto entre el ego y la conciencia.

La finalidad de la enfermedad es hacer tomar conciencia de los errores para no llevar demasiado lejos las actitudes equivocadas de modo que habría que entender a la enfermedad, ni más ni menos que como a "un toque de atención".

Las enfermedades del cuerpo son síntomas.

Tal como decía Bach "nuestros temores, nuestras aprehensiones, nuestras ansiedades y demás son los que abren la puerta a la invasión de la enfermedad".
La curación o la prevención de la enfermedad consistirían en la disolución de estos conflictos entre el ego y la conciencia que dan lugar a los errores fundamentales o defectos.

Bach rompió barreras al establecer una conexión entre la enfermedad física y los sentimientos, llegando a establecer una relación entre las enfermedades y los errores fundamentales o defectos.

Estos errores fundamentales son:
- La ignorancia - El egoísmo - La inestabilidad - El odio - La crueldad - El orgullo - La codicia

Esta tesis es que para curar hay que emplear no sólo medios físicos, sino que sobre todo es el mismo enfermo quien debe actuar sobre sí mismo para suprimir la discordancia, el defecto; la disociación entre lo que el Alma indica y lo que la Mente hace.

Y esa discordancia es curada por su misma Alma, que con su benevolencia irradia armonía a través de la personalidad, en cuanto se le deja hacerlo, y así se cura el cuerpo.

La curación debe ser mental y espiritual: al restablecerse la armonía entre la mente y el alma se erradica la auténtica causa de la enfermedad, y permite después utilizar los medios físicos para completar la curación del cuerpo.  
                                                                                                             
La enfermedad corporal (dolores, sufrimientos) es como la señal que indica que la personalidad o la mente han desobedecido a la Voluntad divina del Alma; es un aviso para que volvamos a dejarnos guiar por el Alma, que es nuestro ser verdadero, Poder Divino, Ser Superior, etc.             
                                                                                                        
El hombre, chispa divina.

Todo hombre, cada hombre lleva dentro la Chispa Divina, que irá creciendo de modo necesario hasta la perfección, hasta la gloria del Creador.

Este Creador, a quien llama «Gran Arquitecto del Universo» parece ser el Todo, la Unidad de la que cada uno es parte.

No parece haber una distinción clara entre Dios y el mundo; particularmente entre Dios y las Almas, que son divinas.

El hombre progresivamente debe hacerse consciente de su divinidad: esa es su evolución.
                     
Tan pronto Bach entendió haber completado su obra, inmediatamente comenzó a revisar y escribir dos pequeños libros: “Cúrese usted mismo”  y “Los Doce curadores y otros remedios” incluyendo sus más recientes descubrimientos.

Entre 1933 y 1936 escribió varios textos algunos de los cuales fueron presentados en forma de conferencias.

Su contenido está referido a reflexiones sobre el sentido y destino de la tarea del hombre y a la difusión del sistema terapéutico floral.

Tales descubrimientos y conocimientos debían ser divulgados, así luego de publicar sus trabajos hizo una gira de conferencias en 1936 que abarcó prácticamente todo el país.                                                                                                     Edward Bach muere en noviembre de 1936 con la certeza de haber cumplido su misión en la vida encontrando estos treinta y ocho remedios vibracionales

                                                                  Un abrazo de Luz

                                                                                                 Isabel


Fuentes: http://www.ferato.com/wiki/index.php/Edward_Bach
http://www.espiritugaia.com/Bach2.htm 

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